Uno de los temas pueden causar más tensiones en una comunidad de vecinos son los ruidos. Las causas pueden ser muchas: obras, una música demasiado alta, desajustes y fallos en las instalaciones… Dentro de esta última categoría los ascensores suelen resultar particularmente problemáticos. Sus averías son ruidosas y caras, dos ingredientes que favorecen la discordia. No obstante, la comunidad debe tratar de resolver el problema antes de que empeore el tema, de manera que no repercuta en la convivencia. En un intento de ayudar en este aspecto, a través de este artículo comentaremos qué se considera ruido excesivo según la ley, cuáles son las principales averías que suelen sufrir los ascensores y cómo gestionar este tipo de problemas dentro de la propia comunidad.
¿Qué es considerado ruido excesivo?
Los sonidos fuertes pueden causar problemas de salud, tanto físicos como psicológicos, si se mantienen en el tiempo. Así, desde la Organización Mundial de la Salud (OMS) se consideran los 70 decibelios como el límite superior soportable. En España se considera que superados los 55 decibelios el descanso y la comunicación se verán alterados. Contando con lo anterior, cada comunidad autónoma tiene sus propias normativas al respecto, pero suelen coincidir en que ruidos de más de 30 decibelios durante la noche son excesivos. Los sonidos que superan estas barreras se convertirán en molestias que la comunidad tendrá que confrontar.
Sin embargo, hay que ser relativamente permisivos, es decir, puede que en un momento dado se produzca un ruido molesto. En situaciones puntuales como éstas, con unas palabras o un poco de comprensión debería bastar. Sólo en caso de que el ruido sea molesto, continuo y la vía diplomática haya terminado se debe recurrir a los tribunales. Algunas sentencias tratan de explicar con precisión cuándo el ruido es excesivo y, por tanto, molesto y enjuiciable. Para ello se deben dar una serie de condiciones. Por un lado, que la injerencia sonora sea persistente y, por otro, que afecte a la esfera privada de los demás inquilinos. Para dar una muestra de cómo de grande es el problema, baste decir que está considerado como el segundo problema más recurrente, sólo por detrás de la morosidad.
Averías que pueden provocar ruidos en ascensores
Antes que nada, es importante comprender que los ascensores son sistemas que cuentan con distintos componentes. La parte más vistosa es la cabina, la cual va dentro de una caja de hormigón donde el elevador sube y baja discurriendo por unos carriles que lo frenarán en caso de emergencia, mientras un cable tira de ella. La sala de máquinas, con ubicación en la azotea o último piso, es el corazón del sistema. Está compuesta por el motor, poleas y mandos que hacen que el conjunto funcione. Por último, están los cables y contrapesos que permiten que la cabina suba y baje. Por descontado, todos estos elementos están sujetos al deterioro y al fallo, e identificar cuál de ellos es el causante del ruido es una tarea del profesional. Sin embargo, aquí puedes encontrar las claves.
Las puertas pueden averiarse con cierta facilidad dado su continuo uso. Éstas pueden tener un mal cierre e impedir el buen funcionamiento del ascensor por fallos en el sistema hidráulico que las cierra o en el sensor fotovoltaico que activa el proceso. Puede que se averíe el control del propio sistema o que los raíles por los que discurre tengan algún problema estructural que provoque ruidos. Suelen ser las partes deslizantes las que generan dichos sonidos.
Otra parte que puede generar molestias sonoras son los cables que sustentan la cabina. En algunos casos llegan a golpear las paredes por distintas razones. Los ascensores más altos, además, cuentan con una cadena en la parte inferior que sirve de ayuda cuando sube vacío. Al recogerse puede hacer algunos ruidos, descritos como los pasos que tendría un fantasma. También el motor, en especial en sistemas antiguos, puede ser el motivo de sonidos que molesten en buena parte del edificio.
En algunos casos la existencia de piezas defectuosas puede desencadenar las averías. Estas estarían mal fabricadas o sus materiales no serían los adecuados. Tienden a estropearse con más facilidad y causar estragos antes. Además, si esto se une a una mala instalación, las problemáticas asociadas pueden ser enormes, con el consiguiente gasto que supondrá a la comunidad y posibles choques entre los inquilinos. También existe la posibilidad de que el diseño del sistema no fuera el óptimo, lo que asegura más de una avería en el funcionamiento.
Sin embargo, cabe destacar la complicación que supone concretar el origen de los sonidos. Esto se debe a que hay que obtener un patrón repetible del funcionamiento del sistema. Es importante registrarlo para compararlo con los estándares de funcionamiento y llegar a localizar el problema. Para ayudar en esta labor existen normas internacionales que estipulan cuál es el ciclo estándar, Dicho ciclo consiste en la puesta en marcha desde la planta baja con una o dos personas, paradas en cada planta intermedia para abrir y cerrar puertas y, una vez llegado al último piso, descender hasta el punto de inicio. Haciendo tres ciclos monitorizados se llegaría a saber dónde se encuentra el fallo a subsanar, el cual podría haber sido prevenido con un mantenimiento cuidadoso.
Maneras de gestionar los problemas de ruidos en una comunidad de vecinos
Una vez conocidos los motivos por los que un ascensor puede generar ruidos y cuándo empiezan a ser considerados molestos, conviene pasar a cómo enfrentar los problemas derivados de las averías con la comunidad. Este es quizás el mayor quebradero de cabeza. Los fallos pueden arreglarse llamando a un buen profesional, pero unir a los vecinos puede ser tarea imposible, incluso para el mejor diplomático. Sin embargo, la esperanza no se debe perder nunca.
Lo primero que se debe hacer es no recurrir a los juzgados. Hay que analizar si los demás inquilinos se han percatado de los ruidos y si les molestan, lo cual es muy probable. De esta manera hay que plantear el problema a los vecinos, sea de manera individual, hablando con el presidente o celebrando una reunión. Estos mecanismos están ahí para ser usados. Es necesario explicar por escrito las molestias que se están sufriendo.
En caso de que en un plazo de tiempo razonable y, teniendo en cuenta que el problema no se haya subsanado, entonces se podría plantear una demanda a la comunidad. Sin embargo, antes es necesario realizar cuantas más pruebas mejor a fin de tener algo que alegar. De esta manera, se deben realizar mediciones del ruido a fin de comprobar si excede el límite. En caso de llevar la razón y de que existan problemas, la comunidad de vecinos tendrá que realizar las obras necesarias.
La Ley de Propiedad Horizontal del Suelo, la cual rige parte de la convivencia en un inmueble, dice que las obras de reparación y mantenimiento de espacios comunes deben ser asumidas por la comunidad de propietarios. Así que, por mucho que cueste, la clave en este tipo de conflictos es construir una relación positiva con los vecinos desde el primer día.
La base para resolver cualquier conflicto pasa por anticiparse y prevenir. Una actitud respetuosa siempre será bienvenida, al fin y al cabo, los miembros de una comunidad deben trabajar por el bien común, el cual redundará en todos ellos. Sin embargo, hay que mantener ciertas distancias que evitan malentendidos. Una cosa es ser amable y otra muy distinta es que alguien saque provecho de esa cualidad.
Por último, cabe recordar que siempre hay que actuar con la ley en la mano y las pruebas pertinentes. De nada sirve dar a conocer la existencia de un problema si no se puede probar. Muchas personas se muestran reacias a colaborar en primera instancia, pero tener argumentos de peso es, al final, la mejor arma con la que combatir estas batallas.
Conclusión
La vida en comunidad puede estar repleta de complicaciones, hay quienes no quieren cooperar y otros se desentienden de cualquier problema, pero el diálogo no puede faltar. Además, hay que cimentar la confianza y el compañerismo como medio de evitar problemáticas, en especial en lo que atañe al mantenimiento del edificio. Sin embargo, cuando la diplomacia y la prevención ha fallado, recurrir a los juzgados es necesario. Sobre todo, cuando en el caso de que los ruidos lleguen a alterar sustancialmente la vida y sean un peligro para la salud,
Los ascensores son uno de esos problemas cuando sufren averías. Por esta razón hay que contar con una buena empresa de mantenimiento e instalación de elevadores. En este campo SolutionLift ofrece una opción de máximas garantías. Su amplia experiencia avala sobradamente sus capacidades, estando a la vanguardia en cuanto a lo que el transporte vertical de personas se refiere.